Esta pequeña joyería de apenas 12 metros cuadrados fue el lugar elegido para iniciar nuestro proyecto. Había mucho trabajo por delante: el escaparte estaba pintado color cobre, las paderes con gotalé y en amarillo, nada de mobiliario y un espacio muy reducido. Comenzamos por quitar el gotalé y poner papel pintado en tonos pastel para dar sensación de amplitud, el escaparate lo pintamos de blanco y lo envejecimos para darle un aire vintage, a un lado colocamos los tés y al otro los chocolates y regalos, un pequeño mostrador a medida, baldas por todo y bomboneras compradas en Francia para que el resultado fuese un lugar con encanto lleno de deliciosos productos seleccionados entre los de más alta calidad en el mercado.
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