La leyenda dice que un pastor llamado Kaldi observó los
efectos tonificantes de unos pequeños frutos rojos del arbustos en las cabras
que los habían consumido. Llevó una muestras de la hojas y los frutos a un o
monjes que las pusieron a cocinar. Al probar la bebida era de tan mal sabor que
arrojaron a la hora lo que quedaba en el recipiente. Los granos a medida que se
quemaban desprendían un olor agradable. Fue así como uno de los monjes se le
ocurrió la idea de preparar la bebida a base de granos tostados.
El proceso para obtener el café es el siguiente:
Cuando los frutos llegan a la madurez (6-8 meses) tras la floración, se recogen
manualmente, se seca, se clasifica para quitar impurezas, se pule, se almacena
y se envejece. Posteriormente son tostados los granos y si en ese proceso le
añaden azúcar da como resultado el café torrefacto.
Existen dos grandes variedades de café: Cafeto Arabica (Coffea Arabica) y Cafeto Robusta (Coffea Canephora).
Según las
características botánicas de la planta hay múltiples subvariedades. A su vez
según el tamaño del grano, se distinguen más de una decena de clases.
El grado de espesor de la
molienda tiene un impacto importante en el proceso de elaboración de la bebida,
y es crítico saber combinar la consistencia del grado de fineza del café con el
método de elaboración para poder extraer un sabor óptimo de los granos
tostados.
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